miércoles, 3 de marzo de 2010

El efecto "Siete novias"

Siete novias para siete hermanos es una película musical dirigida por Stanley Donen en 1954. Al ser un musical en toda la extensión de la palabra (es decir, con canciones que avanzan la trama, donde pasan muchas cosas, todas presuntamente intrascendentes y al final termina bien) y comedia, no suele figurar en muchas listas. Pero esta es una película irresistible. Tan irresistible que tiene que figurar ya en este blog. Tan irresistible que “el efecto Siete novias” del título va a servir de “previa” a la ficha habitual.
El “efecto” lo probé antes de las vacaciones de Navidad de este curso 2009-2010. Estábamos viendo en bachillerato la evolución del lenguaje cinematográfico utilizado en los musicales, visionado Siete novias para siete hermanos, Hair y Chicago. Llevaba algunas más en la mochila (Rent, Bodas reales, Cantando bajo la lluvia) por si acaso. Cuando terminó la clase con “los mayores” tenía otra con primero de la E.S.O. (12 años) Un grupo buenecito. Cuando quedan pocos días para terminar y las notas están prácticamente decididas hay que buscar actividades complementarias no siempre evaluables para completar las clases. Como yo llevaba todo ese material y el grupo era buenecito, pues… probé. Empecé (tímidamente) con Season of Love, de Rent, que es una canción moderna al gusto del personal, y que no es excesiva en la puesta en escena ni en vestuarios. Bien recibida. Pasé por algunos momentos de Rent, que ya alteraron un poco al personal, y salté al Aquarius de Hair. Ya aquí las pintas hicieron oírse rumores y risas, algo normal, pero pasable. Y en esas decidí dar el salto a un número que a mi siempre me ha parecido excepcional en todos los sentidos: música y baile, espectacularidad, despliegue físico y concepción cinematográfica. El baile del granero de Siete novias para siete hermanos. Fue recibido con asombro y un silencio absoluto. Será que es un grupo bueno, pensé. Así que me decidí a probar en otros grupos no tan buenos. Igual resultado. Les atraía más el número del granero que las bailarinas del Cell Block Tango de Chicago. Lo probé en dos cursos de primero (12, 13 años) y dos de segundo (horribles 13, 14 años) Y silencio total e interés máximo (Ya podían dedicarme la mitad del interés cuando explico) Así que me armé de valor y lo puse en otros dos cursos de primero, horribles, por utilizar un término elegante. En el primero (el menos malo de los dos) me pidieron repetir el número. Lo vimos tres veces antes de seguir a la espectacular pelea del granero. Y con el que más miedo tenía, ya que es un grupo de alumnos de integración, con un comportamiento… pues… seguimos viendo la película entera, con un asombroso silencio y concentración.
La película es visualmente tan atractiva, está tan bien contada, y los números están tan bien elaborados y encuadrados, que superan todos los prejuicios que formaban con la “malvada” presentación que les hice. A saber: una película musical, que cantan en inglés, de vaqueros, en el siglo XIX, con ropas de colores pastel… Todo eso les decía antes, para regodearme luego en sus caras absortas.
Ha pasado todas las pruebas de edad, de los 3 a los 18 años. Y siempre funciona. Más que con películas con música más actual y ambientes más cercanos.
El número es perfecto, pero es que la película entera engancha de manera sorprendente. Es lo que yo entiendo por un clásico. Y por eso figurará en la lista. Y será objeto de ficha la próxima intervención. Hasta entonces.
Y voy a ver si aprendo a enganchar “youtubes” para ver de lo que escribo.

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