lunes, 8 de marzo de 2010

Siete novias para siete hermanos

Previa: Después de todo lo escrito, poco queda por decir en la previa. Sólo que Turner Classic Movies ha eliminado la disponibilidad del fragmento colgado en youtube por una reclamación de copyright. Ya no se pueden comparar las escenas, a no ser que consigáis la peli en dvd. Ahora se ha publicado una edición en formato panorámico, rescatando uno de los dos originales filmados. La película, según cuenta su director, Stanley Donen, se rodó dos veces en dos formatos, el widescreen (panorámico) y el normal. Donen dice que el normal nunca se llegó a utilizar, pero la primera edición del dvd recogió el original del formato normal. En la nueva edición están las dos versiones. Y el panorámico merece mucho la pena.
Qué es: Un poderoso musical, escrito para la pantalla, lejanamente basado en la historia romana del rapto de las sabinas, situado en el Oregón de mediados del siglo XIX. La partitura también era original para la película.
Qué cuenta: La historia de siete hermanos granjeros aislados en su granja durante los inviernos, que deciden que necesitan casarse. Como no tienen tiempo para cortejos, secuestran a chicas del pueblo cercano. Este planteamiento “políticamente incorrecto” se redime en la propia película con las reflexiones del hermano mayor, interpretado por Howard Keel.
Por qué hay que verla: Porque a pesar de ser considerada en su momento como un musical menor por la MGM, fue nominada en 1954 al Oscar como mejor película, y ha quedado en la historia como un clásico del cine musical. Su partitura sí gano el Oscar ese año: las canciones combinan el nivel musical alto con la facilidad de comprensión y recuerdo. Son muy pegadizas. A ello se une una coreografía muy poco usual entonces, donde se combinaba el baile y la acción, dando como resultados números inolvidables, como el citado en otras entradas “Baile del granero” o la interpretación de la canción “Goin' Courtin'” o “Sobbin' Women”. Y finalmente Stanley Donen tiene el pulso suficiente para convertir una historia simple en un desarrollo de interés, bordeando todo con un sutil sentido del humor, salvándose de caer en lo “camp” de otros musicales situados en esa época. Así, el tiempo no ha pasado por una película que sigue fresca y actual, y que vista una vez, quedan siempre ganas de verla otra, y otra, y otra…
Recorrido posterior: La película recorrió el camino inverso al que suelen seguir los musicales: en 1982 pasó a Broadway con muy poca fortuna. Tuvo quince previas y solo cinco representaciones. El mismo montaje en el off-Broadway dos años después fue un poco mejor. Y desde entonces se ha ido montando con cierta regularidad, tanto en Estados Unidos como en Europa, pero en ningún caso con el éxito de la película.
También dio origen a una serie de televisión en los años ochenta.

jueves, 4 de marzo de 2010

Siete novias para siete hermanos (y II)

Sigo con las “Siete novias”. El número en cuestión del que hablaba en la entrada anterior es el llamado “Baile del granero”. Funciona siempre. Para quien no lo haya visto, aquí está. Se puede ver sin más, y disfrutarlo y comprobar lo absorbente y vital que resulta. Pero si se quiere afinar un poco más se puede poner atención en algunos aspectos que cuento debajo.



En la apertura del número se ve desde el arranque, con la cámara fija, a todos los participantes. Seis hombres del pueblo (de color gris), las seis futuras novias, y los hermanos (seis, que el mayor ya tiene pareja) pretendientes. A partir de ahí asistimos a un juego de conquista. La mayor parte del número está filmado en plano general cercano, de tal manera que se ven a los bailarines de cuerpo entero, y se puede apreciar su habilidad. Y además en la mayor parte de los planos se ve a buena parte del grupo bailando, con lo que se comprueba la evolución de afectos, al tiempo que se disfruta de ver a todo el cuerpo de baile. El espectáculo reside en ver de lo que son capaces de hacer los actores, en comprobar su coordinación, en sentir el impacto visual de los colores, en apreciar la complejidad de las coreografías, en el pulso general que se transmite sin necesidad de artificios de cámara. Sólo en contados momentos el montaje de encuadres tendrá protagonismo, como en los saltos circulares sobre las maderas.
Ahora inserto aquí, para comparar, el Cell Block Tango de la película Chicago. A pesar de la espectacularidad del cuerpo de baile (y de las bailarinas), en muy pocos momentos, y muy brevemente, se puede apreciar el cuerpo completo. Todo el número pivota sobre un montaje excesivamente fragmentado (heredero del video clip, aunque debería ser otro lenguaje). No se puede disfrutar de las evoluciones de cada una de las bailarinas, no se puede disfrutar del grupo entero en un final musicalmente potente. Tiene un gran número de bailarinas, tiene iluminación y un decorado enorme. Y no se utilizan estos medios, sino que se fragmenta el montaje, que en realidad es un recurso destinado, entre otras cosas, a cubrir carencias. Resulta tan fragmentario, que, a pesar de que visual y musicalmente es más actual, la mayor parte de los niños y jóvenes que los vieron, prefirieron repetir el “Baile del granero” (o incluso ver la película completa), que quedarse con Chicago. A ver que os parece a vosotros.



Este tipo de montaje tan excesivo, no obstante, parece haberse puesto de moda. En Nine (no la he visto, hablo por los números que he podido ver por ahí) el número por el que Penelope Cruz está nominada al Oscar resulta irritantemente fragmentario. No se puede apreciar si la actriz es capaz de dar más de tres pasos de baile seguidos en el número; no se sabe si es que en realidad no es capaz de bailar y tiene que cortarse a cada paso, para luego solucionarlo en el montaje. Y el llamado (creo) “Mi Italian”, en donde un numeroso grupo de bailarinas zapatea en el proscenio de un teatro levantando arena, padece el mismo mal que el Cell Block Tango: en muy breves y lejanos planos podemos apreciar la grandeza del grupo completo.
Digo yo que esta será una de las razones de la potencia del efecto Siete novias para siete hermanos.
Lo próximo, la ficha.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El efecto "Siete novias"

Siete novias para siete hermanos es una película musical dirigida por Stanley Donen en 1954. Al ser un musical en toda la extensión de la palabra (es decir, con canciones que avanzan la trama, donde pasan muchas cosas, todas presuntamente intrascendentes y al final termina bien) y comedia, no suele figurar en muchas listas. Pero esta es una película irresistible. Tan irresistible que tiene que figurar ya en este blog. Tan irresistible que “el efecto Siete novias” del título va a servir de “previa” a la ficha habitual.
El “efecto” lo probé antes de las vacaciones de Navidad de este curso 2009-2010. Estábamos viendo en bachillerato la evolución del lenguaje cinematográfico utilizado en los musicales, visionado Siete novias para siete hermanos, Hair y Chicago. Llevaba algunas más en la mochila (Rent, Bodas reales, Cantando bajo la lluvia) por si acaso. Cuando terminó la clase con “los mayores” tenía otra con primero de la E.S.O. (12 años) Un grupo buenecito. Cuando quedan pocos días para terminar y las notas están prácticamente decididas hay que buscar actividades complementarias no siempre evaluables para completar las clases. Como yo llevaba todo ese material y el grupo era buenecito, pues… probé. Empecé (tímidamente) con Season of Love, de Rent, que es una canción moderna al gusto del personal, y que no es excesiva en la puesta en escena ni en vestuarios. Bien recibida. Pasé por algunos momentos de Rent, que ya alteraron un poco al personal, y salté al Aquarius de Hair. Ya aquí las pintas hicieron oírse rumores y risas, algo normal, pero pasable. Y en esas decidí dar el salto a un número que a mi siempre me ha parecido excepcional en todos los sentidos: música y baile, espectacularidad, despliegue físico y concepción cinematográfica. El baile del granero de Siete novias para siete hermanos. Fue recibido con asombro y un silencio absoluto. Será que es un grupo bueno, pensé. Así que me decidí a probar en otros grupos no tan buenos. Igual resultado. Les atraía más el número del granero que las bailarinas del Cell Block Tango de Chicago. Lo probé en dos cursos de primero (12, 13 años) y dos de segundo (horribles 13, 14 años) Y silencio total e interés máximo (Ya podían dedicarme la mitad del interés cuando explico) Así que me armé de valor y lo puse en otros dos cursos de primero, horribles, por utilizar un término elegante. En el primero (el menos malo de los dos) me pidieron repetir el número. Lo vimos tres veces antes de seguir a la espectacular pelea del granero. Y con el que más miedo tenía, ya que es un grupo de alumnos de integración, con un comportamiento… pues… seguimos viendo la película entera, con un asombroso silencio y concentración.
La película es visualmente tan atractiva, está tan bien contada, y los números están tan bien elaborados y encuadrados, que superan todos los prejuicios que formaban con la “malvada” presentación que les hice. A saber: una película musical, que cantan en inglés, de vaqueros, en el siglo XIX, con ropas de colores pastel… Todo eso les decía antes, para regodearme luego en sus caras absortas.
Ha pasado todas las pruebas de edad, de los 3 a los 18 años. Y siempre funciona. Más que con películas con música más actual y ambientes más cercanos.
El número es perfecto, pero es que la película entera engancha de manera sorprendente. Es lo que yo entiendo por un clásico. Y por eso figurará en la lista. Y será objeto de ficha la próxima intervención. Hasta entonces.
Y voy a ver si aprendo a enganchar “youtubes” para ver de lo que escribo.