miércoles, 11 de noviembre de 2009

El apartamento (Billy Wilder, 1960)

Previa: El apartamento sí que puede que aparezca en alguna de las listas. Es lógico. Todo el mundo que conozco que la ha visto la considera de las mejores. Por su aparente sencillez, por su ternura y su dureza, por su crítica social sin crueldad excesiva, por la catarsis final, por su actualidad imperecedera, merece estar en nuestra lista.
Qué es: Una mezcla de géneros, con predominio de la comedia (agridulce y romántica), que nos presenta al hombre corriente haciendo lo que sea para seguir a flote, y tratando de mantener la dignidad.
Qué cuenta: La historia de un oficinista recién llegado a Nueva York, que presta su apartamento de soltero como lugar de encuentro de los directivos de su empresa con sus respectivas amantes. De eso modo el oficinista medra en el trabajo. Pero su soledad y sus principios, y el amor que siente por una ascensorista le van pasando factura.
Este argumento, con guión perfectamente construido por Wilder y Diamond, sirve para criticar las corruptelas en las que puede caer el sistema de empresas, la sociedad americana, la doble moral… pero de un modo tan eficaz que aun hoy estaría vigente en cualquier lugar del planeta. Lo que sucede es que Billy Wilder (uno de los grandes, grandes) es además un moralista, y no deja completamente desamparados ni a sus personajes ni a los espectadores. Y siempre deja un atisbo de ternura, un momento final para la catarsis, para “ser un mensch, todo un hombre”.
Envuelta además en una sencillez formal, esconde alardes técnicos de primer nivel como las perspectivas imposibles de la oficina, el espejo roto en donde se refleja el drama del protagonista, o la llave que se desliza por la mesa del directivo en la secuencia culminante.
Por qué hay que verla: Porque a pesar de su acida critica a la sociedad americana y su doble moral sexual, incluso a el modo de obrar por influencias en el sistema capitalista, se alzó con cinco Oscars en 1961 (entre ellos Mejor película, director y guión) sin ser la favorita. Y es que es una película irresistible, que te atrapa desde el principio por su perfecta dosificación de los gags en una trama que contiene también giros dramáticos.
Hace lo más difícil, convertir la historia, aparentemente simple, de un hombre corriente (perfectamente interpretado por Jack Lemmon), en una película excepcional, entretenida, con humor, desengaño, amor, dosis de drama, pero sin estridencias. Y además es de las que al final te hace sentir bien contigo mismo.
Es de las mejores. Hala. Esta noche, El Apartamento.

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